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Laura Guerra de la Fuente

Sin cambio interior, no hay cambio exterior.


La única manera de mejorar tu relación con la comida es mejorando tu relación contigo mismo y para eso, no queda más remedio, que mirar dentro de ti. Al fin y al cabo es contigo con quien vas a pasar el resto de tu vida, así que cuanto antes empieces a ocuparte de ti y tus emociones, antes lograrás tener el peso que deseas. Recuerda que “el peso que llevas por fuera es un reflejo del peso que llevas por dentro”.

La ingesta compulsiva no se controla con dietas. Es importante escuchar tus emociones y actuar en base a ellas. Equilibrar lo que haces, con lo que sientes y piensas. Si no hay congruencia en estos tres pilares (pensar, sentir, hacer) vendrán emociones negativas que al no ser escuchadas, solventarás con la comida.

Si ya has probado todas las dietas y no te funcionan quizá haya llegado el momento de hacer algo diferente. Hay que llegar al origen de lo que te lleva a comer compulsivamente. Debes convertirte en tu PRIORIDAD, dejar de cuidar a los demás y cuidar de ti. Cuando existe un problema emocional, la única manera de sanarlo es, ocupándose de él, es decir, OCUPÁNDOTE DE TI.

La ingesta compulsiva es una enfermedad mental y uno cuando está enfermo si no se cuida, no mejora. Es importante que cuides tu bienestar interior para no tener que recurrir a la comida cuando te sientas mal. Empieza a satisfacer tus necesidades primero antes de atender las de los demás.

En “adelgaza desde dentro” te acompañamos en tu viaje interior, para detectar y reconocer los motivos que te llevan a la ingesta compulsiva.


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