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Laura Guerra de la Fuente

Cosas que aprendí sobre el camino de la vida recorriendo el Camino de Santiago


1. Cuando vas pendiente de la meta te pierdes lo realmente importante, el camino.

La mayoría de las veces estamos tan pendientes de alcanzar nuestras metas que se nos olvida disfrutar del recorrido. Nos olvidamos de vivir el momento presente para vivir en el futuro, imaginando que solo seremos felices cuando hayamos logrado alcanzar algo. Nos repetimos: “cuando termine la carrera estaré contento”, “cuando termine de pagar el coche estaré tranquilo”, “cuando consiga el ascenso me sentiré satisfecho”.

Pero ¿qué hay de lo que si tienes en este momento? ¿Eres capaz de apreciarlo, valorarlo, de agradecerlo? Si no lo estás haciendo es que vives pensando en la meta y te estás perdiendo el camino.

2. Hay tramos que se hacen complicados pero siempre hay otros más fáciles de caminar.

Como en la vida misma el tiempo cambia a su antojo y puede darte un giro que no esperabas. De pronto hace frío o calor o llueve, no se sabe que va a pasar unos metros más adelante pero debes adaptarte a lo que el camino te trae.

Tienes dos opciones: pasarte el día quejándote porque no es lo que esperabas ni lo que deseas o ponerte en marcha consiguiendo el material y/o los actos necesarios para continuar tu camino y sacar un nuevo aprendizaje que te ayude a crecer.

“La vida no te da lo que tú quieres sino lo que necesitas”.

3. No siempre el camino más fácil es el mejor.

Hay veces que escoger el camino fácil te aporta experiencias enriquecedoras y es necesario seguirlo en según el momento físico y/o emocional que te encuentres. Pero si necesitas conocerte un poquito más, comprobar hasta dónde eres capaz de llegar, ponerte a prueba y contemplar paisajes muy diferentes a los que has visto hasta ahora, no dudes en escoger, alguna vez, el camino más difícil. Te sorprenderá descubrir de lo que eres capaz.

“No somos conscientes de nuestra altura hasta que nos ponemos de pie”.

4. Las personas que te acompañan tienen algo importante que enseñarte.

Todas las personas con las que tenemos relación en este momento son maestros y están presentes porque hay algo que debemos aprender sobre nosotros a través de ellos. Estate atento a tus compañeros de vida y pregúntate qué puedes aprender de cada uno de ellos y qué crees que les puedes aportar tú.

“Cada relación de tu vida tiene un propósito”.

5. Si vas a parar, que sea en un lugar en el que tengas una buena perspectiva.

De nada sirve parar en un lugar en el que no ves ni el camino andado, ni el camino por andar.

Si vas a tomarte un respiro hazlo en un lugar con visibilidad, un lugar con belleza, con luz, que te inspire, que te anime a seguir caminando, que te permita ser objetivo. Si paras en un lugar que no cumpla estás condiciones probablemente sientas ganas de rendirte.

¡¡Motívate!!

6. Si vas a mirar atrás, que sea para motivarte con el camino recorrido.

En ocasiones, miramos demasiado al pasado y solemos hacerlo para autocastigarnos por lo que no supimos hacer o para lamentarnos porque hemos perdido algo que tuvimos. El DESAPEGO es una herramienta maravillosa para soltar el ancla del pasado.

Todo tiene un principio y un final en la vida y debemos aprender a SOLTAR. Si miras atrás que sea para agradecer a la vida por aquello que SI te dio. Mirar atrás para sacar el aprendizaje de ese “error” y convertirlo en un acierto para tu futuro.

“Nada nos pertenece”

7. Si vas a darte la vuelta, debes saber que ya nada será como antes.

Muchas veces nos lanzamos hacia algo nuevo y cuando estamos en pleno camino nos sucede algo natural: el miedo, miedo a lo desconocido. De pronto comenzamos a imaginar un millón de alternativas negativas que pueden sucedernos en ese futuro incierto, alternativas que, por cierto, nunca llegan a suceder.

“Nos hacemos más daño con lo que imaginamos que con lo que realmente sucede”.

Pero debes saber algo, si ya iniciaste el camino y pretendes dar marcha atrás, ya nada será como antes. Ahora conoces algo que antes desconocías, tú no eres el mismo y por tanto lo que va a suceder tampoco.

8. Es un camino que puede sacar lo mejor o lo peor de ti.

También forma parte de ti cometer errores y, en muchas ocasiones, cuando el estrés o las situaciones límites te superan pierdes los nervios. La rabia es necesaria para sobrevivir, es la que nos ayuda a poner límites, la necesitamos. Pero lo importante es que sepas ver que ha venido a mostrarte sobre ti esa emoción y la utilices para crecer no para justificarte.

9. Cuando finalizas el camino ya no eres el mismo.

Cada vez que finalizas algo en tu vida trae consigo una experiencia, quieras o no, ha pasado el tiempo y has vivido emociones, pensamientos, sentimientos y eso deja una huella en ti. Por eso, vive cada momento como una oportunidad para aprender y crecer, y todo lo que te suceda lo recibirás como un regalo.

Así, después de cada recorrido, de cada experiencia, de cada trayecto, tú no volverás a ser el mismo sino una versión mejorada de ti.


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