“Las dietas son el único negocio rentable del mundo con un índice de fracasos del 98%” (Federal Trade Comission).
Adelgazar no consiste en seguir una dieta que nada más comenzar estas deseando acabar, sino en adoptar, de manera permanente, un modo de vida en el que vayas introduciendo cambios duraderos en tus hábitos de alimentación.
Se trata de cuidar de ti, dedicarte tiempo para descubrir que es aquello que realmente quieres comer, aquello a lo que no estás dispuesto a renunciar y elegir un deporte o actividad con el que te sientas cómodo el resto de tu vida para no tener que abandonarlo nunca.
Mantener tu peso durante toda la vida puede parecer una meta inalcanzable, pero es posible. Eliminar por completo un alimento nunca será un enfoque eficaz para controlar el peso a largo plazo. Se trata de hacer una dieta a tu medida en lugar de cambiar quien eres para ajustarte a la dieta. Para perder peso y no volver a recuperarlo, debes encontrar un enfoque que puedas mantener para siempre. Así que tranquilo, si has intentado prácticamente de todo y vuelves a coger el peso que perdiste, es muy probable que tu dieta falle por sí misma ¡no por ti!
Las investigaciones aseguran que si te privas de las comidas que realmente disfrutas, en el momento que te des permiso para volver a tomarlas, lo hagas en exceso. De ahí el famoso e incontrolable ATRACÓN que siempre lleva a su lado a un compañero incondicional: la OBSESIÓN.
“Lo prohibido tiene un encanto que lo hace indescriptiblemente deseable” Mark Twain.
Si ahora te pido que NO PIENSES en un elefante, ¿en qué piensas?
Eso mismo sucede con las dietas. El hecho de saber que no puedes comer pizza hace que la pienses y la desees más que nunca, de manera que si te haces con una, seguramente no comerás una porción sino que la querrás ingerir en su totalidad. Esto sucede solo por un único motivo: haberle puesto la etiqueta de “prohibido”.
Hazte esta pregunta ¿No sería mejor darnos permiso para comer los alimentos que nos gustan en lugar de oscilar entre el régimen y el exceso?
El truco consiste en disfrutar de la comida, sin privarse ni excederse de ningún alimento, y para ello es probable que debas cambiar tu manera de enfocar la alimentación. Las dietas son restrictivas y tienen un final al que todo el mundo quiere llegar para volver a disfrutar de aquellos alimentos que más le gustan.
Las dietas no son divertidas, no te permiten disfrutar y por eso ¡las dietas no funcionan! Porque todos y cada uno de nosotros perseguimos la felicidad, el disfrute y el bienestar.
Las dietas mantienen una fuente externa a nosotros de la cual depende nuestra sensación de bienestar y nuestro sentimiento de valía. Cuando somos capaces de llevar la dieta a cabo nos sentimos bien con nosotros mismos pero ¿Qué sucede cuando no lo consigues?
En ocasiones, hacer dieta es poner un parche. Es como si te muerdes las uñas y te pones unos guantes ¿Qué crees que va a suceder el día que te los quites?
Las dietas no funcionan porque la comida y el peso son los síntomas pero no el problema. Concentrarse en el peso es una forma de no prestar atención a la razón por la cual recurres a la comida cuando no tienes hambre. Esas razones son mucho más que tener o no fuerza de voluntad, tienen que ver con la falta de cuidado, de confianza y de amor hacia ti mismo.
La única manera de resolver el problema del peso exterior es hacerte RESPONSABLE del peso interior. Todo empieza desde ti, desde dentro hacia fuera, no existe otra dirección.